00. México: El Museo de la Memoria y Tolerancia. Un espacio para no repetir errores

Los crímenes de lesa humanidad como el Holocausto y los genocidios de Armenia, Ruanda, Serbia, Cambodia y Guatemala, son recordados desde una perspectiva histórica en la que se percibe la crueldad que los humanos son capaces de cometer motivados por la intolerancia y las diferencias.

Con la finalidad de mostrar y comparar los avances y logros obtenidos por la humanidad, con los actos más intolerantes ocurridos a lo largo de la historia del siglo XX, se creó en México el Museo de la Memoria y Tolerancia.

Surgido con la iniciativa de la Asociación Memoria y Tolerancia, este recinto busca provocar la reflexión en el visitante sobre el gran problema que implica no tolerar las diferencias y no respetar el derecho a no ser discriminado.

Con apoyo de audios, fotografías, videos y juegos interactivos, la primera parte del museo está dedicada a los genocidios suscitados en distintos lugares del mundo. Se inicia con el Holocausto, debido a que, como señala Sharon Zaga, directora del recinto, fue el primer suceso considerado como genocidio.

Hay salas en las que se aborda el problema de la ex Yugoslavia, el conflicto entre tutsis y hutus en Ruanda, las matanzas del régimen de Pol Pot en Cambodia, el asesinato de indígenas mayas, en su mayoría mujeres, el de Guatemala de los años 80, y culmina con la situación que se vive en Darfur, Sudán, lugar donde, advierte Zaga, se lleva a cabo la misión humanitaria más grande de la historia.

En las primeras salas se observan objetos como triángulos de colores, utilizados por los nazis para marcar a los homosexuales, los judíos, las personas con discapacidad y los personajes contrarios a sus ideas.

También se exhibe el vagón de un tren polaco que transportaba prisioneros a los campos de concentración, armas utilizadas en el genocidio ruandés y objetos personales de individuos que vivieron esta situación.

Posteriormente, se llega a la mitad del museo, un espacio dedicado a los dos millones de niños muertos víctimas de genocidio. En esta área se puede contemplar la obra “Potencial perdido” de Joan Hendrix, la cual consiste en la recreación de las lágrimas de estos menores.

Así, se llega al área de la tolerancia con la idea de que para recapacitar no se debe sólo recordar los hechos, sino también buscar la manera de convivir en nuestra vida cotidiana con todas nuestras diferencias, señaló la directora del inmueble.

“La discriminación consiste en marginar a un individuo o a un grupo por causa de su género, raza, religión, clase social, ideas políticas o preferencias sexuales, entre otras”, explica la primera cédula informativa de la sala.

Se exhiben pinturas de Mario Limón y fotografías de Eniak Martínez, en las que se presentan los rostros de la diversidad. Conviven las personas mayores, los niños, las mujeres, los homosexuales, los indígenas, entre otros.

Una de las salas cuestiona el papel de los medios de comunicación en la reproducción de estereotipos y prejuicios. En ella se aprecian comerciales y publicaciones calificadas como discriminatorias.

La cultura de los derechos humanos, y la importancia de conocerlos, son el eje del recorrido. Así, en diversos monitores se han colocado los textos referentes a cada uno de los 30 derechos fundamentales inscritos en distintos tratados internacionales. Un video sobre la situación actual de cada derecho acompaña al texto. Aunado a los derechos humanos están las Metas del Desarrollo del Milenio, las cuales también pueden ser consultadas.

Para analizar la situación en torno a la tolerancia y no discriminación en México se creó la sala, Nuestro México, asesorada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. En ella se analizan los nueve sectores más discriminados: mujeres, niños, jóvenes, adultos mayores, indígenas, inmigrantes, personas con VIH, homosexuales y personas con discapacidad.



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