01. Sobre premio a la película peruana “La teta asustada” y la importancia de la reparación posterior al conflicto armado

Sofía Macher, Presidenta del Consejo de Reparaciones comenta la premiación de la película “La teta asustada” ganadora del Oso de Oro, del Festival de Berlín en su versión 2009. La sinopsis de la película “La teta asustada” dirigida por Claudia Llosa, cuenta la historia de Fausta quien tiene una enfermedad que se transmite por la leche materna de las mujeres que fueron violadas o maltratadas durante la guerra en el Perú. La guerra acabó, pero Fausta vive para recordarla porque “la enfermedad del miedo” le ha robado el alma. Ahora la súbita muerte de su madre la obligará a enfrentarse a sus miedos y al secreto que oculta en su interior: se ha introducido una patata en la vagina, como escudo, como un protector para que nadie se atreva a tocarla. Así, La teta asustada cuenta la búsqueda de un florecer, un viaje del miedo a la libertad.

Durante la violencia política en el país el miedo fue el sentimiento más generalizado. No fue un sentimiento individualizado, fue más bien colectivo, ya que decenas de pobladores y pobladoras fueron obligados a presenciar las ejecuciones de sus familiares en las plazas de los pueblos. Para huir de esta situación, abandonaron sus casas y se fueron a vivir a los cerros. Niños y niñas crecieron con un sentimiento de desamparo y desprotección. En este contexto, la mujer vivió una violencia particular, la violencia sexual.

La CVR (Comisión de la Verdad y Reconciliación) reporta 538 casos individuales de violación sexual que ocurrieron durante el conflicto armado interno que vivió el país. Registra también, más de 60 bases contrasubversivas con denuncias de violaciones sexuales cometidas en su interior. El 83.46% de estas violaciones sexuales reportadas fueron cometidas por las fuerzas del orden del Estado. El caso representativo de estas violaciones es Manta y Vilca, dos bases contrasubversivas en Huancavelica, que refiere la violación de veinticinco mujeres, caso que actualmente se encuentra en proceso judicial.

Es cierto que las mujeres que sufrieron la violencia sexual, en muchos casos, no denunciaban las violaciones por temor, vergüenza o porque desconocían que esto constituía una violación a sus derechos humanos. Otros testimonios señalan que las mujeres no denunciaban por temor a ser condenadas como culpables del hecho y por el estigma público que ello conllevaba. Esta violencia sufrida es una experiencia traumática individual y social que fue sostenida en el silencio y en la impunidad. Testimonios de mujeres que la sufrieron expresan sentimientos de dolor, frustración, tristeza, angustia, culpa, pesadillas, frigidez, que por supuesto, dejan una herida en el mundo interno de las mujeres.

A la fecha el Consejo de Reparaciones ha recibido 2,021 solicitudes de inscripción que presentan afectaciones de violación y/o violencia sexual. No se ha logrado que las mujeres en el campo, que sufrieron esta violación se atrevan a contar su historia. Muchas de ellas han tenido hijos producto de las violaciones y muchos de ellos desconocen esta situación, o sus esposos no conocen de este episodio y no quieren que se enteren. Esta situación hace muy difícil el registro de violencia sexual, por lo menos aplicando la metodología que actualmente se utiliza. Será necesario entonces desarrollar una estrategia particular que garantice la confidencialidad y el tiempo necesario para que estas historias puedan salir.

Hay también otra manera de interpretar el mensaje de la película “La teta asustada”, que tiene que ver con el miedo. Los niños y niñas sobrevivientes y testigos de la violencia en sus formas más inhumanas, llevan ahora las huellas de esas vivencias que se traducen en desconfianza, apatía, temor, sentimientos de vacío, de soledad, timidez. Ello genera también sentimientos de rabia, odio, resentimiento, desesperanza y derrota.

Fuente: SER



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