02. Perú: Mucho ruido y pocos resultados en la “Semana de Inclusión Social”

Dedicar una semana a la inclusión social en el Perú permitió remarcar el importante papel que las mujeres de este país vienen desempeñando en busca de acortar las brechas de género y de una incorporación económica más efectiva.

Pero, en cuanto a resultados, se logró muy poco. La Semana de la Inclusión Social se realizó del 15 al 19 de octubre para celebrar el primer año de creación del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), que nació bajo controversia, pues para no pocos sectores se apropió de funciones que correspondían al Ministerio de la Mujer que, tras el trasvase de muchos de sus programas a ese portafolio, debió añadir «y de Poblaciones Vulnerables» a su razón social.

La primera gran actividad, ampliamente publicitada, fue un maratónico foro internacional titulado «La mujer como motor del desarrollo e inclusión social», organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el MIDIS, al que asistieron la secretaria de estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, y la directora ejecutiva de ONU-Mujeres, Michelle Bachelet, expresidenta de Chile.

Su objetivo fue impulsar la participación de la mujer en el desarrollo de los países latinoamericanos y lograr la inclusión de los sectores menos favorecidos en el crecimiento económico, pero en opinión de los observadores tuvo más de «lirismo» que de adopción de medidas concretas.

En efecto, tras una agotadora jornada de casi 10 horas, el foro culminó con llamados a una mayor incorporación de las mujeres a los mercados productivos y a la economía, algo con lo que nadie puede estar en desacuerdo.

La mayoría de intervenciones estuvieron colmadas de pedidos a una mayor participación femenina en la producción de cada país, y de reiteración de cifras. Así, Hillary Clinton subrayó que las mujeres son el motor de la economía mundial, por lo que las restricciones a su participación laboral implican una pérdida importante de ingresos en los países emergentes y en los desarrollados.

En el mismo sentido se expresó Michelle Bachellet, para quien «invertir en mujeres no solamente es lo justo, sino que es una manera inteligente de asumir los desafíos que enfrentamos». Abundando en cifras, indicó que la participación de ellas en la vida económica de sus respectivos países se traduce en un mayor producto bruto interno per cápita.

«Por los estudios sabemos que cuando las mujeres tienen un ingreso, lo dedican en un 90 por ciento a elementos esenciales, a la salud, la educación, alimentación y a generar ingresos para otros», subrayó.

Tampoco se quedó atrás el presidente Ollanta Humala, quien en su discurso inaugural dijo que cuando se saca a una mujer de la valla de la pobreza «estamos sacando a una familia» y que por ello las mujeres «son nuestras socias para lograr una política de inclusión social en el Perú».

Y, a su turno, la ministra del sector, Carolina Trivelli, remarcó que su portafolio se ha propuesto lograr la inclusión financiera de por lo menos 800.000 mujeres pobres. Ya por la noche, Nadine Heredia, esposa del Presidente peruano volvió a reiterar, durante la clausura, las promesas del gobierno: «la exclusión social en el Perú debe dejar de tener rostro de mujer», sentenció.

También dijo que para ello se requiere asegurar mejores condiciones de educación para las niñas y formar mujeres para su reinserción en el mercado laboral y productivo.

«Me hubiera gustado escuchar menos palabrería y más acciones concretas, acá no se ha dicho nada nuevo», comentó a SEMlac Inés Zamudio, una participante, resumiendo el sentir de muchos asistentes. Al foro acudieron diversas personalidades públicas del Perú y dirigentas populares y beneficiarias de diversos proyectos de desarrollo en la región.

Logros concretos

Resultados más concretos se exhibieron, en cambio, en otras actividades programadas durante la semana, en Lima y el interior del país, en las que se reflexionó sobre las experiencias y lecciones adquiridas en la lucha contra la pobreza, el ejercicio de la ciudadanía y la generación de ingresos sostenibles.

Por ejemplo, durante el panel de experiencias regionales de inclusión económica de las mujeres, realizado en Ayacucho, en los Andes centrales, a 562 kilómetros de Lima, se informó que alrededor de 900 mujeres rurales de extrema pobreza de diversas regiones del país vienen gestionando proyectos de infraestructura social y productiva a través de Núcleos Ejecutores, conformados por la propia población en coordinación con los gobiernos regionales.

César Sotomayor, director ejecutivo del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Social, entidad que tiene a su cargo el programa, explicó que en un año de gestión se han aprobado 1.088 proyectos, de los cuales un 21 por ciento están a cargo de mujeres, en su mayoría «campesinas jóvenes y madres de familia».

Cabe destacar que, según cifras oficiales, aproximadamente un tercio de hogares peruanos tienen como cabeza económica a una mujer, pero con la particularidad de que mientras 24 de cada 100 hogares encabezados por un hombre son pobres la cifra de pobreza baja a 20 de cada 100 cuando lo son por mujeres.

Además, en el interior del país se aprovechó la oportunidad para promover la incorporación de personas de la tercera edad en situación de pobreza y de madres cabeza de familia a los programas sociales.

Los primeros reciben una pensión de aproximadamente 50 dólares mensuales, siempre y cuando tengan más de 65 años y carezcan de las condiciones mínimas de sobrevivencia. Según informes del propio ministerio, a un año de creado ha otorgado 8.000 pensiones de este tipo.

En el caso del programa Juntos, las madres en situación calificada de extrema pobreza reciben un subsidio equivalente aproximadamente a 76 dólares cada dos meses, siempre y cuando demuestren que llevan a sus hijos pequeños a los controles y que asisten a la escuela. Desde su creación, en 2005, ha beneficiado a 400.000 madres, principalmente de los Andes, con hijos menores de 14 años.

Alternancia de género

En el plano político, el consejo de ministros aprovechó la semana para remitir al Congreso un proyecto de ley de Alternancia de Género que, como su nombre lo indica, propone la ubicación alternada de mujeres y hombres en las listas electorales para el órgano legislativo, gobiernos regionales y municipalidades.

Según el presidente del Consejo de Ministros, Juan Jiménez, encargado de explicar el proyecto a la prensa, lo que pretenden las autoridades es «dar un mensaje claro -en la semana de la inclusión social- de que buscamos reducir y eliminar las brechas de la desigualdad en cuanto a oportunidades para las mujeres».

Y la ministra de la Mujer, Ana Jara, subrayó que la alternancia también deberá aplicarse en las elecciones internas de los partidos políticos. Destacó asimismo que el proyecto contribuirá a una mayor participación política de mujeres y hombres y fortalecerá la Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres.

También Bachelet se pronunció al respecto: «Me parece extraordinario escuchar que ustedes han contemplado llevarla adelante (la alternancia de género), incorporando la voz de aquellos que viven día a día las dificultades que cada nación enfrenta, así como en función del género», precisó.

Sin embargo, recordó que todos los programas y legislación que beneficien a las mujeres tienen que estar acompañados del respectivo presupuesto que garantice su ejecución «para que no se queden en buenas intenciones que no se pueden concretar y terminan por no hacerse realidad», remarcó.

El proyecto de ley propone tener en cuenta la cuota de género ya existente, que establece que esta no debe ser menor al 30 por ciento en la conformación de las listas electorales. Igualmente, anulará el voto preferencial, que daba la posibilidad a los electores de votar por el candidato de su preferencia independientemente de la ubicación que estos tuvieran en las listas electorales. El proyecto tendrá que ser debatido en el Congreso próximamente.

Fuente: AmecoPress/SEMlac.



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