07. Italia: Murió Rita Levi neurocientífica, Premio Nobel de Medicina en 1986
Con la muerte de Rita Levi hemos perdido una gran científica y una gran mujer, pero su figura y sus enseñanzas quedarán siempre vivas si hay mujeres que nos atrevamos a coger sus banderas y llevarlas en alto.
Quizás usted no lo sabía, porque los medios de comunicación del mundo, apenas sí se han dado cuenta… Casi todo, la moda, la guerra, el dinero y los fuegos fatuos de la fama son más importantes en los titulares del nuevo año que una mujer que rompió paradigmas e hizo avanzar el pensamiento, la ciencia, la vida misma.
Ella partió el 30 de diciembre de 2012, silenciosa y en paz, con su mente lúcida de 103 años. “Mi cerebro con casi 100 está mejor que cuando era joven”, había dicho… No se fue para siempre porque aquí está, en el corazón de muchas personas que nos identificamos con su pensamiento y sentimos la obligación de repetir sus palabras contribuyendo a la superación de creencias que no dejan avanzar la civilización humana.
Rita Levi Montalcini, neurocientífica, Premio Nobel de Medicina en 1986, bella en alma y cuerpo, no se casó nunca, ni tuvo hijos biológicos, porque ella sabía que no era una obligación de la mujer ser madre.
“Mi padre quería casarme bien, que fuese buena esposa, buena madre… Y yo me negué. Me planté y le confesé que quería estudiar”. Ella, de familia judía, víctima del fascismo, no se derrumbó ante las amenazas de Hitler contra su pueblo: en la clandestinidad trasladó su laboratorio a casa para sembrar las cimientes de un trabajo científico sobre la forma como crecen y se renuevan las células del sistema nervioso, que luego la llevaría al Nobel; es que ella sabía que una mujer nace para llegar donde quiera sin pedir permiso a nadie y sin miedos: “Mi hallazgo lo llamé en 1942 nerve growth factor (NGF), factor de crecimiento nervioso y durante casi medio siglo estuvo en entredicho, ¡hasta que se reconoció su validez y en 1986 me dieron por ello el premio Nobel!”.
Cuando cumplió 100 años, dijo en una célebre entrevista realizada por Víctor M. Amela de ‘La Vanguardia Digital’: “No existen diferencias entre el cerebro del hombre y de la mujer.Sólo en las funciones cerebrales relacionadas con las emociones, vinculadas al sistema endocrino. Pero en cuanto a las funciones cognitivas, no hay diferencia alguna”. Y ella se atrevió también a declarar entonces: “No es cierto que haya pocas mujeres científicas… ¡Es que muchos hallazgos científicos atribuidos a hombres los hicieron en verdad sus hermanas, esposas e hijas!.. No se admitía la inteligencia femenina, y la dejaban en la sombra. Hoy, felizmente, hay más mujeres que hombres en la investigación científica”.
Rita Levi trabajó hasta el final. “El cuerpo se arruga”, comentaba,“pero no el cerebro” y la inacción, el desencanto, la desmotivación “arrugan”el cerebro. Senadora vitalicia en su país, Italia, creó una fundación que presidió hasta su muerte, para trabajar por la dignidad de todos los seres humanos y especialmente para mejorar las condiciones de vida y la educación de las mujeres de África.
La llamada ‘Señora de las Células’ ayudó a comprender muchas enfermedades como tumores, malformaciones del desarrollo y demencia senil. Pero lo que es preciso destacar de ella es esa filosofía de vida que eleva el pensamiento de la humanidad en medio de las mediocridades de un mundo donde el“cuánto tienes, cuánto vales” es la medida.
Rita Levi Montalcini se fue, pero se queda con nosotras, las mujeres que pedimos como ella: “cuando ya no pueda pensar, quiero que me ayuden a morir con dignidad”; es decir, las que creemos igual que ella que la eutanasia es un derecho… Las que gritamos que saquen a las niñas del campo de las cocinas y las lleven a las aulas, en el África, en América, en Colombia. Las que denunciamos el trabajo silencioso de muchas mujeres profesionales que entregan lo mejor de su talento para que otros brillen, porque son hombres, jefes, caciques. Las que escribimos contra las religiones que oprimen las mujeres y las obligan a parir hijos para la guerra. Las que pensamos como ella que “todo mejorará si se acaba la opresión de las mujeres…”. Las que creemos –y somos muchas, por fortuna- que para cada época de la vida hay que tener pasiones y sueños y que jugando cartas y guardando silencio no se arregla el país y mucho menos el mundo.
Por eso hoy repito con el presidente del Senado italiano, Renato Schifani, con la muerte de Rita Levi Montalcini “hemos perdido una gran científica y una gran mujer, pero su figura y sus enseñanzas quedarán siempre vivos”… si hay mujeres que nos atrevemos a coger sus banderas y llevarlas en alto.
Fuente: Sonia Gómez Gómez