09. Brasil: Iglesias evangélicas tienen más poder político y mediático que nunca
Pasear por las calles del Jardim São Luís, o de tantas otras barriadas de la periferia de São Paulo, un domingo por la tarde es toda una experiencia. A cada esquina, se suceden las ceremonias evangélicas, su música y su griterío. No hay como negar la ascensión fulminante de las iglesias evangélicas, sobre todo en los barrios populares, que han sabido ganarse con una atención a los problemas sociales que había descuidado la Iglesia católica de Brasil.
Este año, la Asamblea de Dios, la principal iglesia evangélica pentecostal del país, celebra su centenario, y tiene mucho que festejar. Si bien Brasil sigue siendo el mayor país católico del mundo por número de fieles, los devotos evangélicos crecen cada año; suman ya alrededor de 24 millones, y algunos cálculos estiman que para 2045 serán ya la mitad de la población.
Desde hace unos años, esta influencia se ha trasladado al Congreso de los Diputados. En las elecciones del pasado octubre, los candidatos evangélicos, pertenecientes a una docena de partidos pero agrupados en la llamada bancada evangélica, consiguieron tres senadores y 73 diputados, no muy lejos delPartido de los Trabajadores (PT) de la presidenta Dilma Rousseff y sus aliados del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Figuran entre ellos obispos, pastores y devotos encuadrados en diferentes siglas políticas. De ellos, 19 diputados siguen a la Asamblea de Dios, a la que pertenece también la senadora Marina Silva, ex candidata a la presidencia por el Partido Verde que logró 20 millones de votos.
El Frente Parlamentario Evangélico consiguió que resultasen elegidos 22 de los 30 pastores y líderes evangélicos que iban en sus listas; una proporción muy superior a la del PT, que consiguió la elección de 88 de sus 334 candidatos.
Los evangelistas se recuperaban así del retroceso en los comicios de 2006, cuando sufrieron el castigo de los electores por su vinculación a escándalos como el famoso mensalão (esquema de compra de votos en el Congreso) o la estafa en la adquisición de coches de ambulancias.
Su prioridad es luchar contra el matrimonio gay y el aborto
Los parlamentarios evangélicos pertenecen a 14 partidos de diversa orientación política y económica, pero votan en bloque cuando se trata de cuestiones morales. Son especialmente activos en su rechazo al matrimonio homosexual y la legalización del aborto. Hace pocos meses daban muestra de ello cuando su presión imposibilitó que, como había propuesto el Gobierno, se repartiese un «kit antihomofobia» en las escuelas de un país que arrastra el triste honor de contar con el mayor índice de violencia contra los homosexuales del mundo.
El blog del Frente Parlamentario Evangélico deja bien clara que su prioridad es luchar contra «proyectos como la legalización del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el cambio del concepto de familia, el Plan Nacional de Derechos Humanos y proyectos que criminalizan a pastores y demás que osan protestar contra el pecado de la homosexualidad».
Su fuerza se dejó sentir ya en la campaña electoral. Muchos analistas consideran que fue la fuerte oposición a la legalización del aborto de los evangelistas, en plena campaña para las presidenciales de 2010, la que impidió la victoria en primera vuelta de Rousseff. En aquel momento, Dilma vio cómo su popularidad se despeñaba y convocó a los obispos a una reunión de urgencia en la que consiguió ciertos apoyos. Y comprobó el poder que ha acumulado la Iglesia evangélica, que posee un buen número de licencias de emisoras de televisión.
La Iglesia Universal del Reino de Dios es la mejor prueba de ello. Es, junto con la Asamblea de Dios, la iglesia más influyente en las calles y en el Parlamento. Su fundador Edir Macedo es dueño de la Rede Record, la segunda televisión con más audiencia del país con un 16% de cuota de mercado, por detrás sólo de la Globo. Controla también 30 emisoras de radio, dos periódicos y una revista.
Presente en 40 países
Ese enorme poder mediático que ostenta Macedo explica seguramente que este obispo haya sobrevivido a numerosos escándalos y acusaciones en las dos últimas décadas. Desde principios de los años noventa se le investigó y se le llegó a detener por fraude y malversación, pero fue absuelto. A finales de esa misma década llegó la denuncia de que su red de 2.000 templos en todo Brasil había ayudado a lavar dinero del cártel de Cali, uno de los grupos de narcotraficantes más poderosos de Colombia.
Y ahí sigue Macedo, viendo cómo crece su imperio, sus cuatro millones de fieles, sus 10.000 pastores. Algunos cálculos apuntan a unos ingresos de hasta mil millones de dólares anuales. La Iglesia Universal se alza con soberbia y magnanimidad en plena avenida João Dias, en el sur de São Paulo; la Casa de la Moneda, le dicen con sorna los paulistanos más escépticos. Lo cierto es que la iglesia fundada por Macedo en 1977 en Río de Janeiro está presente hoy en más de 40 países. Y salpicada, siempre, por la polémica.
Dicen que el secreto del éxito de Macedo fue hacer creer a sus fieles en una mejoría espiritual y también material, que no llegará en el más allá, sino en la tierra. Es la llamada teología de la prosperidad. Ahora bien, para lograrlo, el fiel deberá desembolsar los famosos diezmos, casi obligatorios, y onerosos. Una mezcla de lo más actual entre lo comercial y lo divino.
Fuente: www.publico.es