10. Venezuela: Otra mirada al terrorismo psicológico de la iglesia

A propósito de la Semana Santa queremos hacer unas reflexiones sobre la cultura del terror que siguen infundiendo las religiones llamadas “cristianas”. Dicen que la homosexualidad es un pecado; analicemos cuáles otros comportamientos, prácticas y hasta defectos físicos son abominables y, según sus criterios, merecen la ira de Dios.

Una vez más la iglesia católica ha recurrido a su influencia en los medios de comunicación para infundir terrorismo psicológico en las personas. En esta oportunidad un artículo firmado por Eduardo Monzón en el periódico Notitarde (del 17 de abril, pág, 27), del estado Carabobo, apela a los mismos argumentos harto conocidos basados en unos muy convenientemente seleccionados artículos de la Biblia para condenar a las personas de la sexo diversidad y calificarles como antisociales y contranaturales.

Pese a que a que la iglesia católica se encuentra en su innegable ocaso por mantenerse al margen de la realidad humana y por insistir en la absurda estrategia del miedo al infierno para captar adeptos, parece que no están dispuestos a abandonar esa mentalidad obtusa que los ha hecho protagonistas de torturas psicológicas y físicas a través de los siglos, y peor aún, se creen con la suficiente cachaza moral de hacer señalamientos y condenas cuando sobre sus líderes recaen graves acusaciones de pedofilia, de corrupción y en el caso del mismísimo “Sumo Pontífice” de pertenecer a las juventudes nazis en sus años mozos.

Como argumentos mantienen unos versículos muy convenientes y tomados con pinza de la biblia; libro que pese a tener a tener un valor cultural y espiritual en una parte de la población (menos del 20% de la población mundial, en realidad) está desfasado por tratarse de escrituras elaboradas en realidades muy distintas a las actuales, con notables contradicciones y con hechos dudosos, improbables y la mayoría de ellos sin comprobación alguna.

Se asume la sexualidad como un acto netamente con fines reproductivos y que las personas deben abandonar su naturaleza y sus sentimientos si se contraponen a los estatutos religiosos, de lo contario no heredarán el reino de los cielos y arderán en las eternas llamas del infierno creadas por ese dios “amoroso” que ellos predican. Caben muchas preguntas, pero si la naturaleza de Dios es perfecta y variarla sería pecado ¿qué sucede con las miles de personas que no pueden concebir por infertilidad?, ¿quién es culpable de la intersexualidad de algunas personas? –que nacen con genitalidad no definida o diferente a la dualidad macho-hembra-, ¿qué hay de la gran cantidad de especies animales que establecen relaciones sexuales –y a veces de por vida- con otros de su mismo sexo?, ¿la condena a la homosexualidad no aplica a la gran cantidad de sacerdotes y líderes religiosos que buscan mantenerse rodeados de “sobrinos” y “ahijados”, muchas veces menores de edad con los que mantienen relaciones sexuales?

Cuando la iglesia católica y la infinita lista de sectas cristianas protestantes hacen mención de un texto en el libro Levítico de la Biblia (específicamente 20:13) en el que se cataloga acostarse con otro hombre como “detestable” y que “deben ser muertos sin falta” obvian el resto de la lista de personas que menciona ese mismo capítulo y que merecen la muerte, según las escrituras; en algunos casos se especifica si deben ser quemados en la hoguera o lapidados.

En el artículo de Eduardo Monzón “¿La Homosexualidad es creación de Dios?” se apela una vez más a la supuesta destrucción de la supuesta ciudad de Sodoma para pretender manipular sobre la postura de Dios ante los homosexuales; sin embargo, y para refutar con el mismo libro que Monzón cita, la Biblia, queda claro que la falta que se cometió acá fue de violación, no de homosexualidad, por otro lado sería falta de hospitalidad; algo muy importante en la cultura hebrea. Si Sodoma fue destruida por las prácticas homosexuales de sus habitantes (suponemos que de todos y cada uno de ellos, menos de la familia inmediata de Lot) por qué el libro de Ezequiel dice: “Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la dulce vida tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron al pobre y al indigente”. (Ezequiel 16:48).

Si tomamos de forma expresa y literal los versículos bíblicos que citan las mal llamadas religiones “cristianas” (digo mal llamadas porque, en el caso de haber existido Cristo y según la información que hay, nunca fustigó y condenó a los homosexuales) entonces tendríamos que empezar a reconsiderar otros versículos y convertirnos en asesinos en serie para cumplir con la palabra de Dios. Por ejemplo; según Levítico 19:19 es pecado sembrar dos semillas distintas en un mismo terreno, tampoco se pueden usar dos tipos de tela en la vestimenta, es decir, si vistes con algodón y poliéster vas al infierno. Por otro lado, quien haya comido mariscos (según el mismo libro en su capítulo 11) ha cometido un acto abominable. Según el libro deÉxodo (35:2) habría que matar a todas las personas que trabajen los sábados, es también un grave pecado ante los ojos del dios de la biblia cortarse el cabello en la sien (las patillas), ¿también habría que matar a todo varón que lo haga? Si tenemos problemas financieros podemos vender una hija o una hermana, eso está bien ante los ojos de Dios (Exodo 21:7), podemos también tener esclavos y esclavas siempre y cuando sean de países vecinos, según Levítico 25:44 (habría que escoger entre colombianos, brasileños, trinitarios… es difícil elegir). Si se quiere tener contacto sexual con una mujer tendríamos que asegurarnos que no esté en ninguna fase de su ciclo menstrual; así que antes de llegar a segunda base debemos preguntar “¿tienes el período?” si se ofende no importa, es la ley de dios. Por sólo citar una perla más del libro de Levítico (21:20) no podrán acercarse a algún altar del dios de la biblia hombres con defectos como ciegos, cojos, con nariz hendida, con un miembro más grande que otro, jorobados, delgados, enfermos, con problemas en la vista, con culebrilla o enfermedades en los testículos.

Hay suficiente material para escribir muchos libros y esto, quizás valdría más la pena por un ejercicio intelectual que por refutar las desfasadas creencias que mantienen a los “fieles” en una terrible esclavitud. Es importante analizar, disentir, opinar, estudiar en profundidad y sacar conclusiones; no permitamos que líderes religiosos moldeen a su conveniencia y de forma sesgada nuestra espiritualidad. La religión, en teoría, debería ser buena para la concepción de nuestra existencia, sin embargo divide, manipula, segrega, condena, castiga, genera guerras, da la espalda a las verdaderas necesidades humanas y a veces hasta asesina en el nombre del dios que profesan.

Por: Johan León Reyes

Fuente: http://www.azuldiverso.blogspot.com/



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