A propósito de la educación y la diversidad

A propósito de la educación y la diversidad

Extracto de una entrevista con Alain Touraine [1]

Alain Touraine (Francia 1925), es uno de los pensadores franceses que más ha influenciado a las ciencias sociales contemporáneas. Fue alumno de la École Normale Supérieure de París y, estudió en las universidades de Columbia, Chicago y Harvard. Fue investigador en el Centre Nacional de la Recherche Scientifique (CNRS). En 1958 creó el Laboratorio de Sociología Industrial de l’Ecole Pratique des Hautes Etudes (convertido en 1970 en el Centro de Estudios de los Movimientos Sociales). De l966 a 1969, se dedicó a la enseñanza en la Facultad de Letras de la Universidad de Paris X Nanterre. Desde 1960 es director de estudios de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París (EHESS). En esta institución, fundó el Centro de Análisis y de Intervención Sociológicas (CADIS), del cual fue director hasta 1993.

¿La individuación es el reto principal de la escuela actual?

06. A propósito de la educación y la diversidadPara utilizar una expresión muy clásica y mucho más sencilla: nuestro problema principal, hoy en día, en todas partes, y especialmente en la escuela, es cómo vivir juntos con nuestras diferencias. Según mi manera de ver, si tenemos una visión totalmente multicultural, si somos totalmente diferentes, no hay manera de vivir juntos, la única manera de comunicar es, tal vez un poco la plata, pero básicamente la guerra. Vivimos en un mundo de guerra. Si no somos diferentes, entonces somos todos iguales: primero esto es obviamente falso y segundo esto sería un empobrecimiento extraordinario porque nuestros países, nuestras ciudades… están hechos, y esto es muy visible, de gente que viene de varias partes. Hay una riqueza, una capacidad de comunicación. Si somos todos iguales no hay comunicación. Por qué voy a comunicarme con el vecino, si el vecino es exactamente como yo. La comunicación es interesante si hay diferencias, si hay cambio de idioma, de psicología, de formación.

El punto de partida en otros términos es, en mi opinión, que tenemos que aceptar elementos de universalismo en nuestra vida y hay que aceptar diferencias en los procesos históricos, culturales… En términos concretos, el núcleo central de la modernidad, de lo universal es el uso de la razón y el reconocimiento del carácter universal de los derechos individuales. El resto puede ser aceptado o no. Pero si uno de estos dos principios es rechazado no estamos en el mismo nivel. Yo no puedo vivir en la misma sociedad con gente que no reconoce los derechos de los individuos, y hay muchas partes del mundo en las que no se reconocen. Tampoco puedo vivir en un mundo donde, por ejemplo, una medicina sin ninguna base científica vale igual que una que sí la tiene… Estoy tratando siempre de definir lo universal en términos mínimos, porque al lado de eso existe un mundo inmenso; no es el de la modernidad, sino de lo que llamo los caminos de modernización, que son todos distintos y todos nosotros estamos mezclando elementos de modernidad y elementos antiguos. No se construye lo nuevo únicamente con lo nuevo, tenemos memoria, una historia y también estamos todo el tiempo transformando el uso que hacemos del pasado, de la memoria colectiva, de las instituciones… No es lo mismo un español que un portugués, y varios españoles son distintos… A parte de esta definición un poco abstracta, lo que es importante es reconocer dentro de estos límites estrechos pero importantísimos de la modernidad, lo que es universal.

¿Cómo debe afrontar la escuela el problema de vivir juntos con nuestras diferencias?

La tarea más difícil y más importante de la escuela es tomar en cuenta y no rechazar los elementos de diferenciación biológica, por lo menos en la historia física del individuo, en su situación social, cultural, etc. Son cosas muy sencillas pero que no se respetan en ninguna parte, aunque es verdad que hay escuelas más abiertas. Esto no significa volver al sistema oligárquico, aristocrático. Todos vamos a vivir en un mundo que respeta los derechos, la libertad y la igualdad de cada uno. Esto significa una ruptura con el concepto y la meta de socialización. Es evidentemente que la sociedad, la administración pública, el sistema escolar, los maestros tienen que orientarse hacia este reconocimiento de la diferencia. En palabras que los filósofos utilizan mucho y son muy fuertes: hay que reconocer, aceptar tomar en cuenta las características diferentes. No unir todos en el culto de la razón y la historia oficial del país. Aumentar tanto como sea posible las diferencias y los procesos de mezcla de lo universal y lo específico. En este mundo que se mueve, se transforma, cada vez más heterogéneo, tenemos que preparar alumnos y maestros a ayudar a proteger la diversidad de los individuos lo que significa que la meta no es crear un tipo de ciudadano: un buen demócrata, un buen republicano… La meta principal es permitir a individuos y grupos definidos por sus diferencias, ayudarles a desarrollar las preferencias por los valores universalistas. Lo que significa una manera de definir la escuela muy diferente.

¿Cómo se puede construir una escuela, en el sentido institucional de la palabra, que sea favorable a este tipo de procesos?

Es un tema extremadamente difícil. Tenemos que pensar en la escuela como un mundo donde se forma no solamente a través de sus propios medios, sino ayudada por un entorno social y cultural que facilita el proceso de reconocimiento de una manera que no puede corresponder a la lógica del poder. Necesitamos una escuela que sea un ambiente, una sociedad, en el cual se toman iniciativas, se discuten problemas que son los que acabo de definir: como vivir juntos con nuestras diferencias. La escuela es un lugar en el cual iniciativas y fuerzas de innovación deben desarrollarse. El problema no es pasar de la política a la escuela, sino de la escuela a la política, es decir considerar la escuela como un lugar de democracia participativa, y no como un lugar donde se aplican programas y reglas, aunque éstos sean necesarios. Se debe considerar las escuelas como un lugar político, en el sentido griego, un lugar donde se forman los procesos, las ideas, las maneras de vivir que permiten después a un nivel más formal, a los poderes democráticamente elegidos, tomar decisiones generales sobre la vida social.

La tarea de mayor importancia de la escuela es entender y estudiar la historia. Mientras la escuela depende de decisiones tomadas fuera, creo que es fundamental que los alumnos, los maestros, los administrativos que organizan la vida escolar tengan como meta principal tratar de manera reflexiva lo que acabo de decir. Una escuela tiene que dar las mayores posibilidades a cada individuo para que reconozca y haga reconocer a los demás su especificidad su singularidad dentro de los principios racionales, es decir universalistas de la modernidad. Esta idea de una escuela centrada en sí misma.

¿Puede concretar un poco más como debe desarrollarse esto en las aulas?

La comunicación es fundamental. Sabemos, a través de estudios, que el tipo de comunicación entre maestros y alumnos tiene más efectos sobre el resultado escolar que el origen social de los alumnos. En general, se dice que un tercio depende del origen social y dos tercios de la manera en que se organiza la comunicación entre los maestros y los alumnos. Lo que hace la diferencia es primero que los docentes se consideren regidos por la comunicación con el grupo de los alumnos, y segundo que el esfuerzo sea orientado hacia una individualización, lo que no es fácil.

Individualización que supone una ayuda grande que venga desde fuera. Tratemos de considerar la escuela como un lugar de aprendizaje de nuestra capacidad de convivir y determinar de forma democrática la manera de combinar las cosas universales: derechos humanos, razón y ciencia con la enorme diversidad de los procesos, de las historias personales y colectivas. Dar preeminencia a la capacidad de los individuos con autonomía, creatividad y responsabilidad, es el camino difícil.

La televisión es un gran formador de opinión pública. En este contexto cultural y educativo que estamos describiendo ¿cuál es el papel que debe jugar?

Yo comparto las viejas ideas. Está demostrado que la televisión no transforma las ideas y actitudes. La televisión transforma las cosas sin importancia y no las cosas con importancia. Una vez en mi vida, me puse a observar un reality show, que fue Love Story, y mi conclusión es que la televisión se interesa en producir objetos de televisión, no trabaja ni para ricos ni para pobres, ni para el gobierno ni para la oposición, trabaja para sí misma. Los personajes de los reality shows son de un nivel de interés muy bajo, no hablan de nada: ni de política, ni de deporte… Este joven de repente es un star, un objeto de televisión, que pronto desaparece. Pero no es tan distinto de transformar el trabajo humano en mercancía, como ocurre en el mundo económico. Baudrillard había escrito un montón de libros sobre el hecho que la realidad desaparece detrás de la imagen. Yo veo un aspecto peligroso en el triunfo del objeto de televisión que ya no es un ser humano.

¿Es posible utilizar la televisión con objetivos pedagógicos?

Claro que sí y hay gente que lo hace. No hay que exagerar. Yo puedo escuchar un debate político, moral, ético que introduce realidad afectiva, cognitiva. Me niego totalmente a considerar que una tecnología como tal tiene efectos humanamente nocivos. La televisión tiene su forma de poder, que es eliminar el elemento real. El director del Instituto de Ciencias Políticas, una institución elitista, ha escogido cierto número de jóvenes en un liceo muy pobre que han sido elegidos para estudiar sin concurso y sin pagar. Esto jóvenes por el momento llegan a resultados muy similares al resto de alumnos, a pesar de todo, y aunque nadie lo hubiera creído. Aquí, la televisión ha jugado un papel importante, estos chicos han visto las mismas cosas por televisión. Actualmente, la actividad intelectual tiene que ver menos con el contexto social.

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Notas

[1] El siguiente es un extracto de una entrevista publicada on-line por KREANTA DIGITAL. Número 1. Entrevista con Alain TOURAINE. Fina Sitjes / Cristina Rodríguez. Fundación Kreanta.



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