Detrás de EroTICs: la investigación sobre la sexualidad e internet
Argumentos a favor de la regulación de contenidos en internet
Diferentes actores, lo que incluye gobiernos, empresas de tecnologías de información y comunicación (TIC) y grupos conservadores están defendiendo la implementación de regulaciones para los contenidos de internet que se refieren a la sexualidad. En este debate se habla de internet como un espacio sin leyes, donde acechan peligros inminentes y desconocidos. El paisaje “ilimitado” se presenta como una amenaza para la seguridad, algo que requiere vigilancia y control. Se presenta a los individuos como carentes de la capacidad para evitar los daños potenciales y se exageran los riesgos mistificando el lenguaje técnico.
A su vez, en este debate, varios grupos – sobre todo mujeres, niños y niñas – son construidos como especialmente vulnerables a la explotación y otros riesgos, lo que acentúa la necesidad de tomar medidas para protegerlos de tales peligros. Una de las consecuencias es que el poder para regular el flujo de información y el acceso a los contenidos es reclamado por instituciones sociales – y supuestamente con buenas intenciones – ya sean organismos gubernamentales, intergubernamentales, el sector privado, u otros -, en lugar de darles la opción a los usuarios y usuarias afectados/as y confiar en su autorregulación.
Muchos/as responsables de tomar decisiones están cerrados a los potenciales y beneficios de la autorregulación y el uso informado de internet como canales valiosos de acción y elección política, y subrayan los riesgos que implica el uso de internet tanto para los individuos (vulnerables) como para los países.
La otra cara de la moneda
Así, el diálogo sobre el importante papel que tiene internet para que las personas tengan acceso a la información y ejerzan sus derechos de expresión y comunicación está bastante desequilibrado. Específicamente, se ignora cómo podría influir la gobernanza de internet sobre la negociación de límites (sociales), la autodefinición, la construcción de comunidades y el intercambio de conocimientos, además de desconocerse los derechos y necesidades de expresión sexual y acceso a información relevante de los usuarios y usuarias con diversas sexualidades, prácticas sexuales y salud sexual.
En cambio, se utiliza generalmente el concepto de “contenidos ofensivos” de una forma que niega la posibilidad de interpretaciones y preferencias divergentes en cuanto a contenidos, y obliga a aceptar la regulación vigente a fin de proteger a la población vulnerable y (moralmente) débil.
El desarrollo de internet a través del uso y las prácticas reales ha generado un terreno de tecnologías de la información y la comunicación que es rico, complejo y, a menudo, impredecible en cuanto a su utilidad y su valor. Por ejemplo, aplicaciones en línea tales como YouTube — una plataforma de intercambio de videos — son valiosas en la medida en que las emplean usuarios y usuarias con estrategias tan variadas como intercambiar momentos privados para dar visibilidad pública a la violación de derechos humanos que, de otra manera, hubieran quedado ocultos.
Intentos actuales de intervención y sus limitaciones
Es discutible si la regulación de contenidos como alternativa a la censura resolvería efectivamente los problemas que tienen que ver con la existencia de contenidos “ofensivos” en internet. Muchos desarrollos técnicos se realizan conjuntamente con estrategias prácticas para eludir las legislaciones sobre regulación de contenidos, como sitios web espejo y aplicaciones proxy de internet tales como Psiphon, desarrollado específicamente para evitar la censura en internet en algunos países.
Además de la censura de los proveedores de servicios de internet y los gobiernos existen múltiples estrategias de regulación de contenidos utilizadas por el sector privado (como proveedores de aplicaciones en línea), paralelas a sus objetivos de promover el derecho a comunicarse. Por ejemplo, el uso y suscripción a servicios web como Facebook y Hi5 se ve obstaculizado por su propia política de usuarios en relación a la regulación de contenidos, que incluye una revisión de pares y estrategias de autorregulación.
Hasta qué punto los usuarios y usuarias han subvertido los límites de esos espacios mediante sus prácticas, cuán internalizados están esos límites sin reflexión crítica, y quién se beneficia con esas regulaciones y a expensas de quién, son áreas aún sin explorar.
Este desequilibrio entre el verdadero conocimiento y las estrategias preventivas muestra la urgente necesidad de contar con las experiencias reales de los grupos afectados para informar y guiar la elaboración de políticas, a fin de lograr un proceso más confiable de toma de decisiones en cuanto a la regulación de los contenidos de internet.
Por ejemplo, la Asociación de proveedores de servicios de internet (ISPA, por su sigla en inglés) de Reino Unido hizo un llamado a realizar una investigación que ofreciera pruebas sobre el comportamiento de los niños, niñas y los abusadores en línea, así como en la actitud de los padres y madres en los espacios virtuales. Tal llamado se hizo en respuesta a la Consulta pública de la Comisión de la Unión Europea sobre una internet más segura y tecnologías en línea para niños y niñas (ISPA UK, 2007).
EroTICs: APC inicia una investigación sobre los derechos sexuales e internet
Un llamado de estas características confirma la necesidad de realizar una investigación en varios países sobre la participación y el uso de varias plataformas en línea por parte de quienes trabajan en derechos sexuales y salud sexual, padres y madres, responsables de políticas, activistas y otros actores claves, y las diversas maneras de entender la “ofensa” que modelan su compromiso y sus experiencias en esos espacios digitales.
No se trata sólo de responder a la pregunta sobre cuáles son los “contenidos ofensivos”, sino ¿qué es ofensivo en los espacios virtuales en general?. Por ejemplo, las prácticas actuales de regulación que apuntan a impedir la exposición de pornografía y otros contenidos ofensivos no conducen necesariamente a reducir la ofensa o el daño, sino que limitan o niegan la libertad de expresión, o el acceso a información clave sobre la sexualidad o la salud, como temas relativos al SIDA o las maneras de tener sexo seguro.
El programa de mujeres de APC (PARM de APC) está llevando a cabo una investigación sobre los derechos sexuales e internet que terminará en el 2010, con el apoyo de la Fundación Ford.
Gracias a este estudio se podrá entender mejor la complejidad y el compromiso sociopolítico de los diferentes actores en los debates y prácticas que rodean la regulación de contenidos, la sexualidad, la salud sexual y los derechos sexuales, así como el impacto que esto genera en dichos actores. También servirá para plantear una visión clave sobre cuestiones políticas fundamentales acerca del creciente rol que está teniendo internet en la vida de las personas y cómo alcanzar un uso más informado y autorregulado de internet.
Esto tiene que ver con la recomendación que hizo el PARM de APC durante el debate 7 del FGI 2007, que subrayaba la importancia de involucrar a diversas voces de usuarios y usuarias finales desde contextos políticos, sociales y civiles diversos para reflejar mejor la complejidad de las percepciones acerca de “contenidos ofensivos” y lo que ello podría significar en cuanto a la regulación de contenidos en la “desfronterizada” internet.
Como alternativa a las categorías y cláusulas abarcativas para la regulación de contenidos, las recomendaciones del PARM de APC sugieren que las regulaciones evolucionen de manera más orgánica y tengan en cuenta la necesidad de educar al público sobre un uso informado de internet y la capacidad de autorregulación en base a los derechos humanos, los valores y prácticas socioculturales diversas entre los usuarios y usuarias finales.
Para saber más
Kee, Jac sm. 2005. Women’s human rights: violence against women, pornography and ICTs. APC WNSP.
Malhotra, Namita. 2007. The world wide web of desire – content regulation on the internet. APC WNSP.
ISPA UK. 2007. ISPA response to the European Commission Public Consultation on Safer Internet and online technologies for children
(END/2009).