La comunidad LGBT en el Internet
Oswaldo Calderón, la temible Superperra, abre su Tweet por la mañana para saludar a sus fans (estoy seguro que lo hace con la cara lavada, sin peluca, ni los afeites que caracterizan su draguedad):
soy_superperra O. C. G.: Buenos días: Tuiteros Tuiterrestres Tuíteres Tuiterhólicos Tuitelectuales Jotuitas Prostuitutas Tuitólogos De Tenochtuitlan!
Más claro ni el agua. Todo está marcado ahora por el uso intensivo del tuit. A tal punto que las palabras se han transformado para acoger esta novedad que en 140 palabras permite un saludo, una perreada, una jotería, un anuncio del show, de la presentación, un espacio para las citas vampíricas.
El tuit para la Superperra es una extensión de su show dominical a las once de la noche en el Bar Papi de la Zona Rosa. Es también un espacio para seguir inoculando el humor, la ironía y el veneno; una manera de romper su ostracismo: vive en el Norte de la ciudad, a varias horas de transporte. Basta con un teclado para estar en el centro del acontecer citadino. El tuit para Superperra no es más que una ventana al Internet; la otra es su sitiohttp://vampirujeando.blogspot.com/ desde donde se ha dado a la escritura, a la práctica del diario, de la crónica, de la creación literaria. Significa también la posibilidad de subir fotografías, de estar en contacto con los espectadores de toda la república. El suyo no es más que un ejemplo: No se entendería la comunidad LGBT de la actualidad sin la presencia de las redes sociales.
Las redes sociales han venido formar parte esencial de la polis. Una polis que se democratiza anunciando sus espectáculos, denunciando abusos, convocando a diversos tipos de actos públicos, desde manifestaciones a foros, coloquios, congresos, exposiciones, eventos en los bares, ciclos de cine, funciones de teatro, actividades en centros culturales como la librería y foro cultural Voces en tinta, un centro ejemplar que distribuye libros en México y el extranjero. No se requiere nada más que una computadora o un teléfono celular para estar en la red para mantenerse en contacto.
La red hace comunidad, convoca. Nunca más el clóset, el aislamiento, el silencio. En las yemas de los dedos se encuentra el otro, el similar, el rival, el ligue; la comadre adorada, el cómplice, el ligue, la posibilidad de denunciar abusos en la Procuraduría de Derechos humanos. Uno puede compartir su punto de vista inmediatamente, conocer la manera de pensar del otro; reaccionar.
Cierto es que las redes sociales se han convertido en vitrina para el narcisista. El sueño dorado de quien necesita la admiración. Ese narcisismo aparece en toda su insolencia y pobreza en la red.
Las redes sociales son la mejor herramienta para la difusión de la cultura LGBT. El método más expedito para ponerse en contacto con los creadores de la cultura LGBT, el medio más rápido para protestar, denunciar, difundir, polemizar y debatir, para hacer el ridículo, alimentar la egolatría…
En la red está el pulso de la sociedad. Durante el proceso de discusión de la Reforma a la Ley Razú, así llamada porque fue el diputado David Razú quien la redactó y defendió en la Asamblea Legislativa del DF en 2009 que permitía a los homosexuales casarse; la población se volcó al Internet. Los foros de los diferentes diarios se vieron inundados de críticas y defensas. La oleada de supremachismo que vivió México en ese momento fue inmensa. Cobijados con el anonimato, grupos conservadores formularon incluso amenazas e insultos. Pero la comunidad no se quedó callada: respondía cada uno de esos mensajes algunos extremistas.
El Internet es también la posibilidad de acceder a la justicia. A través del portal del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en pocos minutos se puede llenar el formulario y hacer la queja. Las causas avanzan con rapidez. Desde sus oficinas convocan al acusado: la iglesia católica, la cual es denunciada cada vez que sus jerarcas hacen alguna declaración ofensiva. Pero la iglesia católica nunca se presenta, ignorando así a la justicia; nunca se da por enterada amparada por el gobierno conservador de Felipe Calderón, prueba de que no le interesan los derechos humanos. A pesar de la eficiencia de CONAPRED, institución que merece ser “dotada de dientes”, como se dice aquí, es decir con atribuciones para imponer sanciones.
El internet es la toma de la palabra para la comunidad LGBT; un trampolín para que la comunidad LGBT salga de su aislacionismo ghetoizante para discutir socialmente. Ya todo se sabe en lapsos sorprendentes. En la era del tuit tod@s se volvieron escritor@s. Es también una forma de hacer a un lado la solemnidad que tenemos los latinoamericanos; de ir al grano; de expresar en el menor número de palabras un mensaje coherente y potente. El tuit es una revolución. El mismo presidente Obama subió al poder a través del atinado uso de las redes sociales. También es medio para romper las barreras de la edad, clase social y racismo: los jóvenes entran en contacto con el que tuitea sin saber si tiene canas, el color de su piel, el lugar dónde vive…
Los dueños de los bares lo saben. Por ello alimentan sus hojas electrónicas para disputarse la clientela, para subir fotos de las fiestas que organizan… http://www.bearmex.com/;http://www.toms-mexico.com/; http://es-es.facebook.com/pages/Lipstick/30564869562. Una guía de los bares se encuentra enhttp://www.antrosgay.com/Distrito_Federal/Antros_Gay_Distrito_Federal_DF_Mexico.html De los sitios indispensables para la comunidad LGBT mexicana están: http://www.conapred.org.mx/; Hojas de noticias como Notiese, Enkidú magazine y Anodis.
Ni tarda ni perezosa, la comunidad LGBT mexicana se ha volcado a las redes sociales. Al lado de cierta banalidad, corren intensos proyectos de largo aliento: como http://mesterdejoteria.blogspot.com, o como las colecciones iconográficas que lanza desde su sitio de Facebook Xabier Lizárraga (el antropólogo que es uno de los líderes históricos del movimiento LGBT mexicano).
Pronto habrá muchos proyectos que servirán para el registro, para la rememoración, para el fortalecimiento de los nexos. Por el momento, me gustaría mencionar el Obituario LGBTTTI Mexicano, que su majestad doña Juana la Loca dirige en su personalidad Facebook (Alonso Hernández).
Los estudiantes universitarios de la UNAM, se han organizado en torno a un vigoroso grupo Udiversidadcuyo sitio permite seguir una trayectoria ejemplar.
Los grandes cambios en el terreno de la democracia han ocurrido en Internet: el movimiento de los indignados, y Occupy WSt surgió como reflejo de laprimavera árabe que apareció, se fortaleció, resistió y triunfó en las redes sociales. Este gran sacudimiento primero regional y luego hemisférico enfrentó a gobiernos corruptos que usurparon el poder por décadas: las dictaduras armadas con poderosos medios de represión hicieron todo para quebrar la comunicación civil a través de las redes sociales. Los jóvenes lograron otros tipos de comunicación burlando el aparato de tortura y persecución.
Hoy en día resulta imposible el aislamiento, el soportar las violaciones a los derechos humanos sin la esperanza de que por los menos se tenga amplia difusión a través de la red. Resulta impensable que un crimen se cometa sin que haya alguien que logre ponerlo en la red. Una palabra, una foto, un video son las botellas que se lanzan al mar, con la certidumbre de que alguien la recogerá, en lapsos insospechados en otra época. Las redes sociales son la gran esperanza para la consolidación de la comunidad LGBT; marcarán nuevos derroteros. Los gafetes están listos: jotuitas, tuitelectuales, putuitos… es necesario ponérselos.
Sobre el autor
Antonio Marquet Formado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas y Doctorado en Literatura Iberoamericana), en el Colegio de México (Programa de Formación de traductores y CEAN), la Universidad de París IV (Sorbonne), París VI (Jussieu); y el Centro de Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos, ha tomado diversos cursos de actualización en University of California (Berkeley); John Hopkins University (Washington D.C.) y Universidad Pedagógica Nacional (Santa Fe de Bogotá). Profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco, Antonio Marquet ha centrado su atención en la cultura gay en México. Su interés no es el encerramiento de la cultura gay mexicana sino la cultura de la Nación Queer.