Lo normal no existe, contra el miedo… ALÓCATE.PE

Nuestro país, moderno e integrado a la economía global y en proceso decrecimiento, es paradójicamente un país muy conservador cuando se trata de temas de sexualidad. No es un país secularizado en el cual la iglesia y el Estado actúen separadamente según sus reglas y compromisos: el Estado con sus ciudadanos y la iglesia con sus feligreses. En el Perú, ahora más que nunca, la iglesia tiene un poder sobre cualquier tipo de política que tenga que ver con la sexualidad. Igualmente los medios de comunicación contribuyen muy poco a la secularización y apertura del país hacia otras alternativas de vivir la sexualidad.

Nuestro país es sumamente homofóbico. La homofobia suele expresar el desprecio, la exclusión y la burla. Trata de mostrar una “normalidad” frente a la “anormalidad” por medio de chistes, burlas, golpes, desprecio, etc. Así, el discurso de la “amenaza homosexual” pervive aún en nuestra sociedad, todavía gays, bisexuales y lesbianas son vistos como personas anormales que traicionan las normas de ser hombres o mujeres. De esta manera la “reorganización de las relaciones sexuales” en forma de leyes, prácticas sociales e ideologías de la sexualidad afectan hasta el día de hoy la percepción que se tiene sobre la homosexualidad. Y la costumbre de tratar a las personas como “maricas”, “cabros”, “afeminados”, “machonas” es HOMOFOBIA.

Igualmente, nuestra sociedad ha estipulado que existe un sólo tipo de familia, aquella familia que sustenta y defiende los “peligros” descritos líneas arriba. Partimos de la premisa de que la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por el Estado. No obstante la familia constituye un grupo de personas vinculadas por afectos, sangre, matrimonio, unión y/o intereses, donde la afinidad es su principal característica y por eso cualquier grupo que sienta afinidad mutua puede componer una familia. En el tema de la familia también existe lo “normal” y lo “anormal” que es establecido socialmente. Al respecto afirmamos que no solamente la familia nuclear unida por lazos de sangre, de estructura patriarcal y fundamentalmente heterosexual es una familia. Las familias pueden ser y, de hecho son, infinitamente diversas. En la práctica no existe la familia “normal”. Aquí persiste la división entre “normal” y “anormal”; siendo el lenguaje cotidiano y los discursos político, jurídico y médico los que le asignan una posición a cada grupo en el orden social de acuerdo a la calificación de “normal” o “anormal”. Este orden social, cuyo vehículo principal es el lenguaje produce a los sujetos y grupos; así la homosexualidad y las familias diversas van a designar no solamente una clase de individuos, sino un conjunto de características colectivas que van a recordarnos en cada momento la jerarquía entre las identidades.

Los medios de comunicación juegan en esta situación un papel central. Éstos, han tomado en los últimos veinte años un lugar preponderante en la construcción de la opinión y los paradigmas culturales hegemónicos de nuestro país. La radio, la televisión, así como los diarios de circulación nacional forman parte de nuestra vida diaria conviviendo con los ciudadanos. Lo que los medios informan es inherente a la formación de juicios y prejuicios. De esta manera pueden promover el estigma, la discriminación y hasta la violencia; reproduciendo una y otra vez la homofobia.

La intervención de activismo cultural Alócate.pe intenta llamar la atención sobre la “normalidad” y la “anormalidad”, sobre la construcción del discurso homofóbico; busca interpelar a los medios de comunicación sobre las prácticas que lo sustentan. Alócate.pe busca, a través de manifestaciones artísticas, que las personas se cuestionen cuáles son las raíces de sus prejuicios, y que se cuestionen la lógica de donde proviene esta forma de pensar.

Sobre la autora

Ximena Salazar es coordinadora ejecutiva del IESSDEH. Tiene un Magister Artium en Antropología cultural con especialización en Ciencias Políticas y Estudios Latinoamericanos. Obtuvo el Diploma de Ciencias Sociales con especializaciones en Género y Políticas Públicas en FLACSO y es candidata al doctorado en Antropología de la Pontificia Universidad Católica del Perú.