VIH/Sida y Derechos Humanos: Algunas lecciones de la XVII Conferencia Internacional de Sida
Expertos de todo el mundo que se dieron cita en la XVII Conferencia Internacional sobre SIDA, han subrayado el impacto negativo que el estigma y la negación de los derechos humanos, incluyendo la desigualdad de género, tienen en la efectividad del tratamiento y la prevención del VIH.
Los Derechos Humanos, reconocidos como inherentes a todas las personas, y que son plasmados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, se basan en dos principios fundamentales: el respeto a la dignidad y la capacidad de libre determinación y garantizan a todas las personas sin excepción alguna la satisfacción de sus necesidades básicas y el poder vivir y disfrutar de una vida con calidad dentro de un marco de respeto de su condición humana.
Si bien la mayoría de países han adoptado un sistema democrático, y, en principio, todas las personas son iguales ante la ley, y por lo tanto tienen los mismos derechos, se evidencia una creciente exclusión de diversos grupos humanos, que no se expresa únicamente en los contingentes de personas viviendo en pobreza, sino también en una progresiva exclusión en lo cultural, social y político.
Derecho a la salud y el acceso universal al tratamiento
En la Conferencia de México, se hizo un llamado urgente a garantizar el acceso universal a tratamiento para todas las personas que así lo requieren. Se señaló que el miedo a la violencia, la discriminación y los juicios sin garantías, evitan que las personas que viven con VIH tengan acceso a tratamiento y conducen a aquellas que no, a ponerse en situación de riesgo.
A nivel mundial, el 59% de personas que necesitan tratamiento antirretroviral no lo reciben; y de aquellos que inician el tratamiento, uno de cada tres, dos años después no lo continúan por muerte temprana y/o abandono del mismo.
Asimismo se planteó que es ampliamente conocido que invertir en los sistemas de salud fortalece la respuesta al VIH/SIDA y, a pesar de que existen consensos de cómo hacerlo, existen barreras criticas que es necesario superar como las, aún limitadas, competencias de los proveedores de salud, las barreras legales que regulan la conducta sexual de las personas viviendo con VIHSIDA, la falta de acceso a la tecnología contraceptiva y la capacidad de negociación que tienen algunas poblaciones para exigir sexo seguro y sin riesgos.
De otro lado, en los últimos años, el SIDA se ha convertido en un problema emergente en los pueblos originarios que puede llegar a convertirse en un asunto muy serio debido a la exclusión y extrema pobreza en que viven estas comunidades.
El sistema de salud difícilmente está en condiciones de poder atender las necesidades de estas comunidades por su difícil acceso geográfico, mientras que los sistemas itinerantes de salud generalmente acceden a los poblados con mayor población y el personal de salud presenta serias deficiencias en su capacidad de resolución, en la calidad de atención y denotan una carencia de enfoque intercultural que los aleja notoriamente de estas comunidades.
A pesar de que el derecho a la salud ha sido reconocido en diversos instrumentos internacionales, son escasos los países que han promulgado políticas públicas enfocadas en población originaria y VIH/SIDA y si las tienen aún no se aplican. Es necesario que los líderes de los pueblos originarios sean incluidos en la elaboración de las mismas y que existan mecanismos de vigilancia social para garantizar su cumplimiento,
Derecho a la inclusión y a la no discriminación: vulnerabilidades emergentes.
La conferencia motivó la presentación de una variada gama de formas de discriminación, tanto hacia los individuos al interior de sus sociedades; como por provenir de comunidades no occidentales, como es el caso de los indígenas; que violan sus derechos políticos y humanos y que generan un impacto negativo en su vulnerabilidad al VIH, en sus modos de protección, así como en su acceso a servicios sociales y de salud.
En muchas partes del mundo, a pesar que el VIH/SIDA ha sido considerado una prioridad de salud pública y aunque existe la detección voluntaria, todavía se dan estrategias de control de la infección que atentan contra los derechos humanos de las PVVS. El problema es aún más grave, en el caso de los trabajadores migrantes, en la medida en que se encuentran involucrados varios países. Por ejemplo, es común que se solicite como requisito migratorio la realización de las pruebas de VIH y en los casos positivos se les niegue la entrada. Esto mismo ocurre en agencias de reclutamiento de fuerza de trabajo, que aplican pruebas sin consentimiento de las personas, negando sistemáticamente el trabajo a las PVVS.
Casos aún más extremos son las leyes que criminalizan la transmisión o la exposición al VIH, que han dado lugar a una cantidad de juicios criminales, leyes calificadas por Edwin Camerún (Sudáfrica) como irracionales y de poca efectividad, para reducir la propagación del VIH; por el contrario estas leyes legitiman el estigma y se han convertido en barreras que dificultan el acceso a las pruebas y al tratamiento.
- Edwin Camerún
De otro lado, líderes de pueblos originarios de Nicaragua, Senegal, Canadá y México coincidieron en señalar problemas comunes que afectan a sus comunidades, como la migración en busca de mejores condiciones de vida, la pérdida de su cultura, sus tradiciones y su lenguaje. El hecho de que sean los hombres que salen fuera de sus comunidades dejando a sus parejas en las comunidades, los expone a contactos sexuales riesgosos y a la posible adquisición del VIH, que luego llevan a sus hogares.
La pobreza extrema y las nuevas necesidades que se crean en el contacto con el mundo occidental, empujan a mujeres jóvenes de diversos países pobres y comunidades indígenas a intercambiar sexo por dinero o beneficios y sin que tengan ninguna posibilidad de negociar protección contra la transmisión del VIH.
La falta de educación es también un factor gravitante que empeora la situación de estas poblaciones excluidas, pues en su mayoría, sobre todo las mujeres son analfabetas y la información que poseen sobre esta reciente amenaza a su salud es bastante escasa.
La feminización de la epidemia: – Derecho a la no violencia y a la igualdad de oportunidades
Pumina Mane, representante del Fondo de Población de la Naciones Unidas explica que, a nivel mundial, unas 7,000 mujeres adquieren cada día el VIH/SIDA y que la condición de ser mujer joven las vuelve aún más vulnerables. Por ello recalcó la necesidad de reforzar los servicios de salud con programas de orientación y consejería para mujeres especialmente las jóvenes.
Sobre la violencia contra las mujeres como causa y consecuencia de la infección por VIH y el temor que ellas sienten a la reacción violenta de sus parejas expuso Zonibe Woods de la Fundación Ford, mencionó además que es uno de los motivos principales por los cuales ellas no buscan tratamiento para el VIH. Varios estudios evidenciaron que mientras las mujeres sean victimas de violencia y coerción se hacen más vulnerables al VIH/SIDA. Pero también se resaltaron mensajes sobre la necesidad de cambiar la imagen de la mujer como víctima hacia una de mayor autonomía sexual con capacidad para decidir sobre su sexualidad y el placer.
- Zonibe Woods
Proveer acceso a tratamiento no puede apartarse del derecho que tienen las mujeres de vivir libres de violencia; así que mientras se ignore el estigma y la discriminación no tendrán efecto los intentos para incrementar el acceso de las mujeres a tratamiento contra el VIH. Un verdadero avance hace necesario que se fortalezca el entorno y las políticas legales relacionadas con la violencia contra las mujeres y cumplir con los compromisos de invertir, implementar y monitorear dichas políticas.
Para Woods hay tres prioridades para responder al VIH en las mujeres: confrontar la violencia de género; asegurar el derecho de las mujeres a la salud sexual y reproductiva; e invertir en las organizaciones de mujeres a fin de que sean ellas mismas las que participen en las decisiones que involucran su sexualidad, su salud y su vida.
Desde otra perspectiva Alexandra Nilo de la Organización Gestos Brasil, expresó que los gobiernos fundamentalistas están obstaculizando la lucha por los derechos de las mujeres, lo cual se manifiesta en la desconexión que hay entre el discurso de los gobiernos y la aplicación de los presupuestos para reducir el VIH. La misoginia de la Iglesia, según Maria Consuelo Mejía de Católicas por el Derecho a decidir de México, incrementa la vulnerabilidad de las mujeres ante la expansión del VIHSIDA, puesto que las mujeres se encuentran “sometidas a Dios mediante la sumisión a su esposo, a su padre o cualquier otra figura masculina“y esto ocasiona una fuerte inequidad de género; reforzando aquello de de que las mujeres fieles sean infectadas por VIH a través de sus esposos. [1]
Nilo y Mejía aluden a factores muy complejos que intervienen en la feminización de la epidemia, por un lado una cultura machista, sexista que defiende una estructura familiar tradicional y un sistema jerárquico de género [2], y por otro, por la intromisión de la Iglesia y los sectores conservadores en aspectos que deberían formar parte de una discusión entre un estado secular y la Sociedad Civil.
Los derechos a la salud sexual y reproductiva de las mujeres viviendo con VIH fue un tema de discusión que se centró en las dificultades que enfrentan estas mujeres al momento de decidir tener hijos, pues la mayoría de las veces son juzgadas por el personal de salud, vulnerando su derecho a la reproducción. Esta discusión se encuadró en la definición de los derechos sexuales y en el marco general de los derechos humanos, en su funcionamiento legal y en la acción política que debe hacerse para exigir su cumplimiento.
Derecho a la integridad física y a la no violencia: la situación de las trabajadoras sexuales.
«Las y los trabajadores del sexo enfrentan rutinariamente abusos contra sus derechos humanos, incluyendo negación del acceso a la salud, detención arbitraria por parte de la policía, hostigamiento y violencia, tanto sexual como física», afirmó Richard Elliott, director ejecutivo de la Red Legal Canadiense sobre VIH/Sida. [3] El estigma, la exclusión social y la marginación legal de las y los trabajadores del sexo contribuyen a violaciones a los derechos humanos y pueden incrementar su riesgo de adquirir la infección por VIH.
En esta conferencia líderes trabajadoras sexuales recalcaron los efectos negativos que la criminalización del trabajo sexual puede producir en la salud y en la vida de las mujeres, las cuales se ven obligadas en ocasiones a emigrar, cuando son perseguidas en sus lugares de trabajo. Estas leyes que penalizan el sexo transaccional han resultado en violencia y abusos de los derechos humanos por parte de la policía en contra de las personas dedicadas al trabajo sexual [4] Un pedido concreto de sus líderes fue participar activamente en la Conferencia y que se incluyan los derechos humanos de los trabajadores sexuales en la redacción de la guía sobre trabajo sexual y VIH de ONUSIDA.
El Movimiento Internacional de las Trabajadoras Sexuales mujeres, Trabajadoras Sexuales Trans y Trabajadores Sexuales, emitió una Declaración ante la Conferencia , donde proponen incluir trabajadores y trabajadoras sexuales como expositoras/es en los debates y en las plenarias de la Conferencia, pues desean ser consideradas, no como objeto de estudio, sino como protagonistas en lo que a sus intereses se refiere. Demandaron, además, que el trabajo sexual sea considerado como un derecho sexual.
Conclusiones: Remontar la Exclusión
En resumen, creemos que en esta XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA, se desarrolló tal como señala Carlos Cáceres, tal vez por la tradición del rol de las ciencias sociales en América Latina, pero también como expresión de una tendencia global, un foco de significativa preocupación en las discusiones fue las inequidades estructurales y la exclusión social.
A través de diferentes presentaciones se desarrollo documentaron cómo la exclusión, no sólo atenta contra la dignidad humana, sino que niega a las personas sus derechos fundamentales a la vida, la libertad, a la integridad física a la no discriminación, a la ciudadanía, a la salud y a la educación, entre otros. [5] Las personas excluidas, pueden desarrollar precipitadamente vulnerabilidad al VIH/SIDA. En el caso de mujeres y hombres jóvenes, es muy estrecha la relación que existe entre pobreza, migración y sexo comercial desprotegido. Por ejemplo, se observó que en muchos países, las personas transexuales no tienen oportunidades de empleo y se ven obligadas a entrar en el trabajo sexual. La exclusión social está también asociada al incremento del uso de alcohol y drogas ilícitas, lo cual constituye una causa de vulnerabilidad en sí misma.
- Pedro Khan
Una de las frases de Pedro Khan. Presidente de la Sociedad Internacional de SIDA resume una de las preocupaciones principales en esta Conferencia “Si el mundo no presta atención al llamado a asegurar los derechos humanos y la dignidad para cada una de las personas afectadas por el VIH, no lograremos nuestro objetivo de acceso universal” [6] Sobre la autora
Griselda Pérez-Luna es Coordinadora del Área de Comunicación, Abogacía y Derechos Humanos de la Unidad de Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano; y Co-Coordinadora del proyecto “Ciudadaniasx: Activismo Cultural y Derechos Humanos» (IESSDEH)
NOTA [1] Global Voice. La Voz Global 6/08/08 [2] Caceres, Carlos y col (2008) Sexual diversity, social inclusion and HIV/AIDS [3] Noticias Nº3 http://evo.evo.ciudadaniasx.org/content… [4] Noticias Nº3 http://evo.evo.ciudadaniasx.org/content… [5] Caceres,Carlos y col. ( 2008). Review of legal frameworks and the situation of human rights related to sexual diversity in low and middle income countries. Universidad Cayetano Heredia. Lima Perú [6] Comunicado de Prensa Oficial: Dia 6. Aids 2008 XVII Conferencia Internacional sobre el Sida. Ciudad de Mexico 3-8 Agosto.